Cuando el universo está al revés basta respirar y darte cuenta que nada es igual. Todo cambia, los colores, tu risa, sus olores, la perspectiva, mi circulación. Da vueltas en su patio y corre insólita por su infancia. Siente su abrazo cálido, sus enseñanzas, el amor falso que mostraban a los demás. Jugando en aquel resbalín de deseos pedidos a la estrella fugaz que nunca pasó... su imaginación, sus mentiras piadosas. La melodía que aprendieron juntos, los viajes, las invitaciones a alimentarse de amor. El blanco de su pelo, su penetrante mirada. Su maldita admiración por la autenticidad. Las decepciones por ambos, por todo, por algo, por nada.
martes, 27 de diciembre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario