Odio mirarte. Odio tus fotografías, y aún más que te
fotografíen. Odio tus ojos sonrientes, tu cara de amurrada, de
concentrada, de enojada, de sorpresa, de pena y cuando levantas la ceja. Odio conocerte, pero más odio saber de ti en el peor momento. Odio tu
pelo, tu manera de vestir, tus accesorios y la forma de tu cuerpo. Odio
leerte, odio cada mensaje, odio cómo te expresas… y lo odio tanto como
escucharte. Aunque escucharte lo odio un poco más, porque odio tu voz, y
también tu risa. Pero lejos, lejos lo que más odio… es odiarte y quererte al
mismo tiempo.
Me llenas, me vacías, me desarmas.-
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