jueves, 27 de octubre de 2011

Hasta que por fin llega la noche y la mente se aplica. El silencio adormecedor que desobediente enciende ideas, casi por arte de magia.

Reflexiones no asertivas, cambios de estados, imágenes en blanco y negro que te regalan puñetazos de los que duelen... su figura de buena madre te d e s t r o z a el alma y el abuelo perfecto sonríe... se cubre de tierra, en paz. La imagen en transparencia de la niña feliz y enamorada del niño de ojos caídos. Desnuda... vuelve. Y no voltea, porque es orgullosa. Se arranca con su olor y el último recuerdo. Perdiendo la diversión... y su primer beso. Y el bus tentador. El norte y sur en uno. Su enseñanza... y el miedo a sus ojos.

Su adiós tan real, y el llanto tan muerto.

Era tiempo de que el suelo se invirtiera y te aferraras a él como la más cobarde... cuelgas, y le temes. La carrera empezó... ¿lo notas?

Cierra los ojos en el cielo.

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