La mañana… el blanco exacto de la sensibilidad. Saborear cada parte de tu frío y tu calor, de mi dolor y placer… el instante preciso donde el tiempo sí se detiene.
La aventura emprendida que surge por tus sonrisas de niña ansiosa, por esa mirada injusta y seductora que humedece cada uno de mis sentidos… me internas en un laberinto donde la única salida es llenarme de ti…
Y es que tus besos me acaloran, amor... siento tu lengua y me revuelves todo el cuerpo, ese escalofrío que parte en el cuello, recorre mis pechos, baja a mi estómago y aún más abajo, precisamente ahí... es increíble cómo el sólo hecho de sentir tus labios y ya quiero hacerte de todo.
Poco a poco nuestros cuerpos se acercan, bruscos, pervertidos, buscando el lado más débil de la otra, aquel que sabemos provocar a penas con la respiración. Crueles, invitándonos a probar del pecado más grande, del placer más delicioso… donde el tocar y acariciar se turnan, el sudor y los quejidos se acoplan, las respiraciones se vuelven tormentosas y la ropa estorba… cada movimiento desnudo provocando al siguiente, tus caderas que se mueven y me llama a tocarte, tu expresión tan sensual y tu piel tan suave, perfecta como tú misma… tus dedos y los míos tocando perfecto cada lugar de éxtasis, contemplando mutuamente la belleza del cuerpo humano sumergido en placer. Excitándonos… fervor que va en aumento.
Tus "Oye, te quiero" en mi oído, que me hacen pensar lo feliz que me tienes, junto a las mil sonrisas que me robas, quererte tanto e imaginar que eres tú quien me pertenece para siempre, que esas sonrisas podrían ser eternas, infinitas...
(Cómo confesarte lo bien que tocas, estas ganas insoportables de tenerte el día entero para mí… cuánto disfruto verte agitada, exaltada, excitada, con esas ganas de todo)
Mi mano diestra y tus manos adaptables, dedos que juegan a unificarnos, un coqueteo, calentura, nuestros cuerpos encendidos en busca de más... sin querer alcanzamos el suelo, el escenario perfecto para poner en práctica el erotismo y la pasión... sensaciones íntimas… tus movimientos que me incitan a clavarte más y más profundo… más y más agresivo… esas ganas irresistibles de meterme dentro de ti. Jugueteamos sin piedad y tus labios que besan todo lo que encuentra en su camino… pechos agitados, y la sutileza que lentamente se vuelve violenta, pero es rica… más el sentirte… sentirte dentro, lo que tanto anhelaba y por fin se concretó.
Confidencias, confianza, descontrol, locura. Noches que pasan a amaneceres, juntas, solas.
Esto de dar y recibir, esto de echarte de menos, esto de tenerte tan cerca y a la vez tan lejos… esto que pareciera ser perfecto, y tal vez lo sea…
ESTO DE EXTRAÑAR TU MANO EN MI CADA NOCHE...
"(...) no quiero ver nuevamente la luz del sol"
jueves, 3 de noviembre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario